HistoireRèel.

Sentía una incomodidad en el estómago, como si alguien ínfimo ahi adentro le estuviera incando alfileres; Pasaban los minutos, no había tiempo para actuar respecto a eso. Miraba el reloj una y otra vez, por momentos, ansiaba paralizar el minutero. El reflejo de si misma ya estaba cansado de ver su cara y esperaba otra visita, pero no iba a tener suerte. Tenía que controlarlo todo, tenia que conseguir que nada salga mal, al menos por voluntad propia.
El ambiente desbordaba de un aroma a colonia dulce, ella queria procurar que el perfume permanezca en su cuerpo, y entonces, no dejaba de apretar el maltrecho dispensor.
Si su cuenta no fallaba era el momento en que debia salir para que el recorrido complete la suma de minutos restantes, y llegar a la hora exacta. Entonces, casi sin pensar tomó sus cosas y se apresuró hasta el pasillo. Una vez allí, presionaba como una desquiciada ambos botones del ascensor, como si éste tuviera que responder a su antojo; Ignoró la posibilidad de bajar por la escalera, ya que así podria modificar la última imagen que habia visto en el espejo. Esperó, caminando por el pasillo, sin detenerse un instante. Bajó en cuanto pudo, condicionada por los tiempos de los pisos y entrepisos, y se lamentaba por no haber considerado este tiempo en su cálculo.
Abrió la puerta, miró el cielo y comnezó a caminar por inercia, con la mente nula, sin dominio de ella, sólo repitiendo la escena de mirar el reloj. Eran lo mismo las veredas que las calles, sólo caminaba, con la ventaja de que el tránsito recién comenzaba a despertarse.
Faltaba poco, faltaba menos, quería volver, correr, llegar, pensar, quería no ser ella, quería adelantar el tiempo una hora, sólo una hora.
Hasta que llegó, mirando detenidamente para no equivocarse, estaba allí, no podía esperar menos, debía seguir caminando y sólo saludar...