Oublier.

Caminaba cabizbaja, con el temor irremediable de vivenciar en esas cuadras el tiempo pasado, no quería recordarlo, no quería extrañarlo enfermizamente como la última vez. Necesitaba hacer ese recorrido sin sentirse perturbada, quería ser ella misma, dominar cada paso, ausente de toda sombra a su alrrededor. De una buena vez suplicaba que ese trayecto ya no le resulte familiar, rogaba no apropiarse de las veredas, los árboles y las casas. Entonces se adelantaba rápidamente por la vereda opuesta a la habitual, procurando lograr ese cambio paulatinamente, de manera premeditada y quisquillosa.
Respiraba con ansiedad, hiperventilando momentaneamente para atenuar el dolor, el dolor de la pérdida, el dolor del final.
Tarareaba disimuladamente, logrando aislarse de los ruidos y sonidos que caracterizaban ese barrio...
Seguía las líneas de las baldosas cuadriculadas color cemento, contaba las transversales y volvía a empezar, perdía la cuenta, su concentracion oscilaba entre los tres y cuatro segundos.
Su alma derramaba deseos y su predisposicion por lograrlo se encontraba mucho despúes.